El primer mandamiento dado al hombre por Dios, fue justamente,
EL MANDAMIENTO ECOLÓGICO:
Y los bendijo Dios; y díjoles Dios:
Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra,
y sojuzgadla, y señoread en los peces de la mar,
y en las aves de los cielos, y en todas las bestias
que se mueven sobre la tierra. 29 Y dijo Dios:
He aquí que os he dado toda hierba que da simiente,
que está sobre la haz de toda la tierra;
y todo árbol en que hay fruto de árbol que da simiente,
seros ha para comer [Génesis Cap. 1-28]
Últimamente los medios de comunicación, los ciniastras y los defensores de la ecología se están refiriendo cada vez con más frecuencia a los transgénicos. Según Greenpeace –España, un transgénico (Organismo Modificado Genéticamente, OMG) es un organismo vivo que ha sido creado artificialmente manipulando sus genes. Las técnicas de ingeniería genética consisten en aislar segmentos del ADN (el material genético) de un ser vivo (virus, bacteria, vegetal, animal e incluso humano) para introducirlos en el material hereditario de otro.
El maíz transgénico que se cultiva en España lleva genes de bacteria que le
permiten producir una sustancia insecticida.
La diferencia fundamental con las técnicas tradicionales de mejora genética es que
permiten franquear las barreras entre especies para crear seres vivos que
no existían en la naturaleza. Se trata de un experimento a gran escala basado en un
modelo científico que está en entredicho. Greenpeace afirma que los efectos
sobre los ecosistemas son irreversibles e imprevisibles.
Los riesgos sanitarios a largo plazo de los OMG presentes en nuestra
alimentación o en los animales cuyos productos consumimos no se están
evaluando correctamente y su alcance sigue siendo desconocido.
Nuevas alergias, aparición de
nuevos tóxicos y efectos inesperados son algunos de los riesgos.
Es importante hacer una lectura de este tema a la luz de la Palabra de Dios.
Los cristianos no estamos en desacuerdo en que el ser humano preserve
la creación y mejor aún trate de dar a través de estas técnicas solución al hambre
y la desnutrición, pero es conveniente poner y franquear la barrera de la bioética,
debiendo como cristianos ser los primeros llamados en urgir a los gobiernos
y autoridades una regulación internacional para evitar que este conocimiento
científico perjudique la creación de Dios.
No es cuestión de oponerse por oponerse a la biotecnología siempre que ésta
se haga en ambientes confinados, controlados, sin interacción con el medio.
Nada puede ser utilizado como justificación para convertir el medio ambiente en un
gigantesco experimento con intereses comerciales, que incluso podrían
llevar a manipular genéticamente animales y hasta seres humanos, para
” crear” una raza perfecta.